Érase una vez un conflicto

¿Los conflictos son buenos o malos? bueno, depende, los conflictos no son ni malos ni buenos. Pueden ser manejados bien o mal, lo que es diferente. Porque todo conflicto ofrece grandes oportunidades:

  • La tensión estimula y hace surgir ideas mejores.
  • Obliga a abrir nuevos rumbos.
  • Salen a la luz temas escondidos y se resuelven viejos problemas.
  • Ayuda a que se establezcan nuevas condiciones de trabajo.
  • Por otra parte, no todo es color de rosa, porque los conflictos: frustran, cansan y deterioran a la gente, hacen que la gente se distancie, hacen surgir resistencias y violencia.

La clave está en cómo anticiparse. Porque un conflicto no surge de la noche a la mañana, sino, que va poco a poco, sin que, por diferentes motivos, nadie lo señale. La intención es lograr que se utilicen mecanismos sensatos para resolverlos antes de que sea muy tarde.

No hay recetas, pero conviene establecer los lineamientos que amplíen la franja de colaboración entre los afectados. Porque cuando aparece un conflicto, llega en compañía de la frustración: uno se siente defraudado y reacciona pensando que el otro es una mala persona que solo busca aprovecharse de usted.

Sin embargo, si se analiza qué está ocurriendo, pueden vislumbrarse puntos de acuerdo. Y la negociación empieza cuando las partes empiezan a hacerlo: se pasa de la parálisis a la acción y de la acción a los resultados. Desgraciadamente, a veces esto es difícil de lograr, el conflicto se extiende porque las partes no reconocen su responsabilidad, se lucha por posiciones y la arrogancia erosiona la voluntad de llegar a un logro común.

Piense un poco: elija diferentes situaciones en las cuales una persona tiene los elementos necesarios y suficientes para realizar una acción. Como irse de vacaciones, por ejemplo.

Supongamos que para irse de vacaciones usted cuenta con el dinero, prefiere ir en auto, escogió los hoteles, sabe a qué hora salir, qué ropa llevar, y todo lo que hace falta. Tiene recursos para hacerlo y se prepara a negociar. Porque de la misma manera que en la compra de un auto, en el alquiler de un departamento, o en el contrato del ingeniero que quiere incorporar a su empresa, una vez decidida su parte, lo único que uno ha hecho es prepararse para hallar sorpresas, inquietudes del otro o dificultades imprevisibles. Y cuanto mejor se haya preparado, mayor será el aplomo con el cual encarará criterios e intereses de terceros que todavía no ha tomado en cuenta.

Y tu que opinas? hasta una próxima entrega.

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